La práctica de
Hara es indispensable para el crecimiento integral. Karlfried Graf Dürckheim,
fundador de la escuela de Psicología Iniciática, en la cual me formé como psicoterapeuta, considera al ser humano en su totalidad, tanto el cuerpo, mente como alma.
Hoy llevo 30 años
de enseñar a mis pacientes a través del Taichi Chuan, Qi Gon y meditación Zen, el desarrollo de esta zona vital,
ubicada dos dedos por debajo del ombligo en forma de círculo que envuelve
a esa altura, como un cinturón de 5 cms., la zona posterior, lateral y anterior del
cuerpo.
Mediante el “exertitium
ad integrum”, término propuesto por la
esposa del profesor Dürckheim, Maria Hippius , el desarrollo del Harase lo realiza en su nivel integral.
Para el pueblo japonés
esta zona corporal es la base primordial de la vida, es allí donde se almacena energía
vital, para ellos la persona debilitada no tiene Hara, “Hara no nai Hito”
Sin energía no hay transformación
personal ni transformación de nuestro entorno, por eso cuando una persona está
debilitada lo primero que se debe hacer es de trabajar con su
Hara, o sea trabajar en la recuperación y almacenamiento de su energía.
Cuando una
persona esta encapsulada en un mundo mental, en el círculo vicioso de
pensamientos arrolladores de su problemática, es decir , cuando el arquetipo
en el que se encuentra su psique cobra tal fuerza superior que su
consciencia no la pueda soportar, se produce un desgaste constante de energía, pues la consciencia tiene que
esforzarse en exceso para mantener cierto equilibrio.
Por otro lado solo tratando el
alma desde un aspecto integral podremos mejorar y desarrollar el Hara. De ahí
que el Hara no sólo es físico, también tiene un gran componete psíquico.
El caminante en su
interior tiene que aprender paso a paso a confiar más en una instancia interior que se encuentra en
otro lado, fuera de su mente que se esfuerza por mantener el control, fuera de los argumentos mentales
desgastadores.
El Hara,
no sólo es físico, es un lugar del alma, donde en
momentos de tragedia, da amparo, tranquilidad y seguridad, a pesar de que la realidad vivída, sea en ese momento devastadora. Pues
sólo allí se puede decir que la persona está enraizada en su Hara, que posee
Hara. Personas coléricas, miedosas, nerviosas etc, las que pierden rápidamente su
centro, su buena cordura reaccionando con precipitación equivocadamente, no tienen Hara.
Hace algunos años
el mundo pudo observar cómo los afectados por la tragedia de Fukushima con soberanía y tranquilidad hacían cola en la
repartición de alimentos.
Hara es el
espacio que en su ejercicio, compromete
al practicante a un nivel integral, o sea tanto físico como del alma, a caminar en su interior, esto desde el enfoque de la psicologóa iniciática. El “Exertitium ad Integrum”, se debe ejercitar todos los días, de tal manera que la persona que practica, la que se encuentra en un proceso de crecimento se torne en un "practicante ad integro".
ver: el alma y el cuerpo, una unidad
Todtmoos, Alemania |