Según Carl Gustav Jung el padre forma la imágen del Animus en la niña, la mujer en vez de actuar y pensar por sí misma, cita constantemente a su padre y quiere pensar como él.
El problema se da cuando la mujer proyecta su Animus en su marido o enamorado, jefe o profesor, ya que no vé al hombre como él es en la realidad, sino más bién con el color de los prismas de sus lentes. Cuando el hombre se adapta a sus proyecciones o su conducta natural es similar a las de ella, la relación se torna armoniosa, pero si se da lo contrario, el hombre no se siente aceptado tal como es y la mujer piensa que el hombre la engañó, que luego de un tiempo se presenta diferente. La mujer comienza a rebajarlo, rechazarlo. Poco de lo que el haga tiene algún valor para ella y pierde su admiración. Lo compara constantemente con otros hombres que actuan como imágenes proyectadas de su Animus.
La mujer posee varios niveles de Animus, de acuerdo a su propio desarrollo espiritual interior. Es así que la mujer de un nivel más inferior se interesará por el hombre que repesente lo primitivo, es el típico hombre Tarzán, musculoso, que se entiende bién con un mundo básico, por así decirlo animal, es el hombre que se hace respetar con los músculos, el atleta con un cuerpo muy desarrollado. El es un hombre erótico, físicamente dotado, bonito, pero por otro lado, el no logra desarrollar una conversación culta e inteligente o profunda sobre un tema existencial transcendente. Esta mujer con un Animus poco desarrollado se apoyará en argumentos que vió en la televisión o leyó en revistas, o escuchó en las conversaciones de café. En cambio la mujer más culta defenderá sus argumentos citando escritores famosos, filósofos, políticos, basándose en lo que estudió en la universidad, en los libros que leyó. El Animus de esta mujer será mas bién la imagen del hombre culto, con influencias en su entorno, el estatista, el diplomático. Ella admira la inteligencia de los hombres y sus capacidades racionales. Ella es racional dejándose guiar más por su ratio en detrimento de sus sentimientos.
Otro nivél de Animus más elevado es el del hombre sabio, el Gandi, Jesus Cristus, el hombre puro y espiritual. El que es humano sobre todo, filántropo, justo. El Hombre que se pone en segundo plano para dar prioridad a los otros. El hombre que nunca usa la fuerza bruta para imponerse, sino que busca un consenso. Ese hombre se interesa por la vida y la humanidad, se preocupa con el desarollo interior, el arte, la belleza.
Según Carl Gustav Jung el Animus destructivo, en cambio, puede llevar al marido o a los hijos a la muerte, o a los hijos a que nunca lleguen a casarse. Una madre cuyo hijo se ahogó dijo así: .-Lo prefiero así, es mejor que dárselo a otra mujer.
Gráfico de Antonio B. |
Un padre alcoholico que agredía en su casa a sus hijos o una mujer que fue violada, producen per sé Animus violentos y negativos. El Animus negativo crea en la mujer sentimientos de nulidad, .-soy sucia, me siento prostituta, nunca conseguiré amar a nadie, ni nadie me amará, no puedo, nunca seré feliz.
Una mujer que fué abusada por su tio a la edad de 4 años soñaba casi todos los días con hombres que la torturaban, que la despreciaban, que la usaban como una muñeca para luego desecharla. Como su animus es tan negativo en su vida real se va a juntar siempre con hombres conflictuosos y perversos, que la maltratan físicamente y psíquicamente, que la hacen sufrir constantemente. Hombres que se burlan de ellas y la rebajan constantemente. Hombres que la violan tornándose su vida en una situación de constante terror.
Una paciente que tuvo un padre alcoholico violento, que cada vez que llegaba a la casa habían escenas de gran violencia contra su madre, se casó con un hombre alcoholico. Cuando ella se quiere separar él la persigue donde ella se esconda, con amenazas de muerte. Ella vive exactamente en el presente en su relación amorosa adulta el Animus exterminador de su infancia.
Pero cuando el Animus es concientizado se convierte en un guía en la carrera profesional de la mujer, le da seguridad y la impulsa a realizar proyectos especiales y con éxito. Es capaz de guiar grupos y usar su energía para su crecimiento personal así como de otras personas. Con la conscientización del Animus tenebroso la mujer deja de proyectar su interior nefasto en los hombres. Corta ese círculo ourobórico y siendo capaz por primera vez en su vida de conocer el verdadero amor y la satisfacción sexual total que viene de la entrega a un hombre que la estima y la quiere, sin querer controlar por miedo el momento especial. Una nueva dimensión que es absolutamente normal, pero que para ella es el descubrimiento de lo diferente y lo extra-ordinario en su vida. (Ver el arquetipo del Anima).